domingo, 10 de junio de 2012



Unas neuronas se conectan para hablar de política; otras conspiran por una asamblea sobre religiones. Algunas más cómodas prefieren una mateada de sinapsis que intercambie conversaciones cotidianas o descubrimientos para la cocina como "el costo del cocido negro es más alto que el cocido con leche".


Mis nervios auditivos tienen antojo de música, se eligió a Pink Floyd de manera arbitraria. Prefiero Cluster One y regalarme un instante (...). Y en este preciso instante me doy cuenta que este mundo no se parece al de la infancia, dónde encontraba todas las respuestas excepto al de - ¡Papá! ¿Dónde nació Dios?- Y  varios mundos se iban reproduciendo.


Los más simples tenían casita, árbol, jardín, perro, gato y sol. Era divertido, no era necesario ordenar. El sol podía ser azul y deformado


En el siguiente mundo me costaba entender quién era el malo de la cadena alimentaria. Echémosle la culpa a la serpiente, es escamosa, larga y fea. Los buenos siempre son lindos como Capitán Planeta.


Y siguieron creciendo otros dónde papá y mamá se equivocaban. Dónde las nubes ya no eran sólo algodones de azúcar, sino un obstáculo para el sol. Pero la lluvia, ella siempre me gustó en aquel, asá, allá, en éste y en el que vendrá.

Cada uno de ellos tiene su encanto. Y me gusta estar aquí, ahora. Y me gustó estar allá, antes. Y me gusta vivirlos todos juntos y revivirlos de cada tanto en tanto, encanto. Pero me gustaría más contigo.

Hace no mucho descubrí uno nuevo; el mundo de las preguntas. Ellas ya no me incomodan como antes, al contrario, son la savia del Citrus Paradisi.
Allí me crucé con un muchacho, me gustaron aquellos anteojos desde el principio, me provocaban comprobar si esos vidrios podían ver cosas que yo no percibía. Me embelesé por un instante (...)

Y de aquel instante nació "El mundo de Roberto Banana y Pomelo". El primero que me hizo dedicar un blog a alguien.

Un instante que pudo crear un mundo que es tuyo y mío. Uno tan raro que a pesar de que estás al otro lado del río, te siento más cerca y dentro mío que a las personas que en este preciso momento se encuentran a mi lado.